La cavidad de pequeñas dimensiones (70m2) se encuentra ubicada en la parte trasera interior de una vivienda situada en pleno núcleo urbano, justo al pie del Tossal de la Font. Presenta un singular interés puesto que constituye uno de los principales yacimientos del paleolítico superior final de este periodo en el país valenciano.

El asentamiento tuvo un largo periodo ocupacional, obtenido mediante 11 muestras orgánicas analizadas por el sistema de datación absoluta radioactiva del carbono-14, que abarcaría desde el 12.000 al 9.000 años antes de la Era, con dos periodos bien diferenciados, uno magdaleniense superior inicial, con tres ocupaciones –Matutano IV,III, II- (0,12-0,11 anE) y otro epimagdaleniense –Matutano I- (0,11-0,90 anE). La primera etapa del hábitat corresponde a un momento climático de la fase de la glaciación Würm, fase IV, con periodos fríos y secos, alternados con momentos húmedos; la segunda constituye una perduración atenuada del anterior con aumento de las fases húmedas y una temperatura ligeramente cálida, episodio conocido como fase de Bölling.

El modo de vida de los ocupantes de la cueva a lo largo de los 3.000 años de existencia del hábitat, no sufrió cambios bruscos, transformándose paulatinamente en su cultura material y en su estrategia de producción económica cazadora-recolectora. Los cazadores magdalenienses capturaban caballos, ciervos, cabras montesas y conejos. El registro material arqueológico ha proporcionado una industria lítica formada por un abundante instrumental en silex de útiles de tipo raspador, buril, raedera, etc; además de una interesante industria ósea de distintos usos domésticos y caza, constituida por azagayas, arpones, varillas, puntas, agujas de coser, etc. Las gentes de la etapa posterior epimagdaleniense, introdujeron apenas cambios en el instrumental de trabajo, únicamente varían los porcentajes de fabricación, aumentando por ejemplo los instrumentos denticulados, los cuales facilitarían el trabajo de objetos de hueso y madera; igualmente los animales cazados difieren en su presencia, predominando el conejo y el ciervo. En dicho periodo aparecen unas interesantes manifestaciones de arte figurativo (arte mueble), grabándose en plaquetas de piedra figuraciones estilizadas de animales mediante trazos muy finos, cérvidos, bóvidos, entre otros.